Jane Jacobs se refiere a la “ciudad viva” como aquella “donde en cualquier momento y en cualquier lugar tenemos una multiplicidad de opciones”, sin depender del uso del coche individual.
Desde esta perspectiva, la consideración de una relación diferente entre el espacio urbano y territorial y el tiempo necesario para satisfacer las funciones sociales encierra la promesa de un entorno vital más sostenible, viable y habitable. Por último, la accesibilidad de estas funciones transcribe su necesaria espacialización y permite una práctica fácil y agradable del territorio.
La expresión de la calidad de vida en un territorio suele basarse en una valoración subjetiva individual.
Para medir objetivamente la calidad de vida, es necesario estudiar sus funciones urbanas y territoriales en un marco societal. Este enfoque objetivo permite considerar la ciudad y el territorio en función de sus potencialidades y carencias a través de la presencia o ausencia de elementos identificados como generadores de calidad de vida. El análisis de las funciones sociales se basa en un tratamiento estadístico y algorítmico capaz de producir un conocimiento preciso de los entornos sociales.
En un proyecto urbano o territorial, una gobernanza o un proceso de planificación, este enfoque muy concreto permite caracterizar un espacio y seguir su dinámica, con el fin de actuar y mejorar el entorno social de los individuos. En el marco de la implantación de las ciudades de los 15 minutos y los territorios de los 30 minutos, las funciones sociales se estudian con un nuevo método y se traducen en datos.
El objetivo de este libro blanco es situar este enfoque de análisis de la Alta Calidad de Vida Social (HQSL – High Quality of Social Life) proponiendo en primer lugar los distintos métodos y enfoques que existen para medir la calidad de vida. A continuación, en la segunda parte, presenta este método de medición de la Alta Calidad de Vida Social y sus herramientas.