El concepto de proximidad atrajo la atención internacional cuando el modelo de “ciudad de 15 minutos” fue desarrollado por el profesor Carlos Moreno y adoptado por la alcaldesa de París, Anne Hidalgo.
Considerar a las personas (y comunidades) como el centro del Plan Urbano
Fomentar la creación de Bienes Comunes para crear Círculos Virtuosos en los que la gente atraiga a la gente
Promover ciudades inclusivas, dinámicas y sostenibles
Estimular la Economía Circular e integradora
Integrar las ideas de mixtura, diversidad y descubrimiento del otro
Propender a ciudades resilientes al Cambio Climático
Alentar la formación de redes policéntricas de servicios y equipamientos
La proximidad desempeña un papel esencial en la creación de ciudades inclusivas, dinámicas y sostenibles. Al integrar los conceptos de inclusión, mixtura, diversidad y descubrimiento del otro, favorecen los encuentros e intercambios entre los residentes, reforzando así los lazos sociales y la cohesión comunitaria. Además, una red policéntrica de servicios y equipamientos esenciales en los barrios permite a un mayor número de personas acceder fácilmente a lo que necesitan para vivir, trabajar, jugar y desarrollarse. Este enfoque fomenta la independencia y la calidad de vida de los residentes, al tiempo que re-equilibra las temporalidades y los ritmos de vida.
La proximidad también contribuye a la creación de bienes comunes, como el acceso a espacios públicos y recursos compartidos, lo que enriquece la vida colectiva y refuerza el sentimiento de pertenencia a la comunidad. Además, al favorecer el atractivo y la vitalidad de los barrios, crea un círculo virtuoso en el que la gente atrae a la gente, estimulando los intercambios económicos y culturales.
Desde el punto de vista medioambiental, los barrios son esenciales para promover una economía circular e integradora, fomentando nuevos modelos empresariales basados en la sostenibilidad y la reutilización de los recursos. También contribuyen a que las ciudades sean más resilientes al cambio climático, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero gracias a desplazamientos más cortos y a una mejor planificación urbana.
Nos referimos a un nuevo paradigma sobre una ciudad o un territorio policéntrico, en cortas distancias, multiservicial.
El impacto de nuestra proposición -bajo ese término, acuñando ciudad de 15 minutos, territorio de media hora-, viene en la redefinición de la calidad de vida. Hemos propuesto una nueva matriz que se llama “Alta Calidad de Vida Social”, en la cual hemos identificado seis funciones sociales claves que son independientes de la densidad y la talla de un territorio:
Un alojamiento digno con densidad orgánica.
Condiciones de trabajo que permitan romper con la dependencia de los largos desplazamientos, con mucha descentralización.
Acceder a empleo local, recursos locales, circuitos cortos. Todo lo que permita regenerar una economía multiservicial de proximidades.
Acceder a la salud física y mental de manera preventiva, para tener más cuidado de cada uno de nosotros y de los otros.
Enriquecer el espíritu, alimentarlo, con educación, cultura, cultura ciudadana. Todo lo que nos permita tomar conciencia de la importancia de una mejor sociabilidad.
Y, por último, el esparcimiento en un espacio público resiliente frente al clima, con agua, con aire sin polución, con vegetalización, con peatonalización… Capacidad de utilizar movilidad de bajo carbón, como las bicicletas… Un espacio público para la vida, para la gente y no para los autos.
Esos seis elementos los llamamos la “Alta Calidad de Vida”, que se traduce en un indicador de bienestar personal, de bienestar familiar, de bienestar social, con los vecinos y con los colegas de trabajo… Y de bienestar ecológico, con una huella carbono más reducida, y con una mejor relación, en alteridad y en empatía, con aquellos que no conozco. Nuestro aporte es eso.